La capacitación como eje para lograr la profesionalización de la apicultura latinoamericana
Después de casi un año y medio en pandemia, se observa cada vez más lejos el tiempo en que los apicultores del mundo se podían reunir, cuando se discutían en conjunto las diferentes formas de hacer crecer el rubro y se podía pasar horas conversando y compartiendo experiencias con un solo tema central: las abejas.
Porque hay que decirlo, los apicultores latinoamericanos, más que un oficio comparten el cariño por un rubro que muchas veces es más romántico que rentable. Bien se pudo ver en un estudio realizado por el programa Salud Apícola Latinoamérica en el sur de la Provincia de Santa Fe, Argentina, donde más del 80% de los apicultores entrevistados practicaban la apicultura como una actividad económica secundaria, o en el estudio realizado en el Cauca, Colombia, donde más de la mitad no contaba con bodega para guardar los materiales apícolas. Algo similar sucede en Costa Rica, donde una gran mayoría de los encuestados trabajaba con menos de 50 colmenas. En resumen, se puede apreciar que Latinoamérica continúa con una apicultura segmentada, desorganizada y en consecuencia, con escasa profesionalización, situación preocupante considerando que más del 75% de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización (FAO, 2018).
Se ven lejanos los tiempos donde se planteaban estas problemáticas y se soñaba durante horas con un futuro donde los apicultores pudieran manejar sus apiarios de manera rentable, con la posibilidad de convertir esta actividad en su principal fuente de ingresos, porque finalmente ese es uno de los problemas en la apicultura: el círculo poco virtuoso que incluye a la falta de profesionalización.
Los apicultores requieren una mejor formación y organización territorial, sin esto, siguen manejando sus colmenas incorrectamente, sobrecargando los territorios y propiciando condiciones para la transmisión de enfermedades y plagas entre apiarios. En consecuencia, logran bajos rendimientos y al no obtener la suficiente compensación económica, se les hace difícil invertir los recursos y energía necesarios para mejorar sus prácticas apícolas.
Desde el punto de vista sanitario hay que destacar que la presencia de tenedores de colmenas que no manejan con fines productivos la actividad en un territorio, pueden convertir sus apiarios en importantes reservorios de agentes etiológicos y posibles focos activos de enfermedades.
Capacitación en buenas prácticas
La salud de las abejas melíferas, manejadas en sistemas productivos necesariamente debe ser abordada de manera holística y apuntar hacia un desarrollo sustentable, incluyendo como factor clave, la capacitación de los apicultores en buenas prácticas para reconocer los puntos donde prevenir las enfermedades.
Durante el 2017 y 2018 se llevó a cabo la etapa de capacitaciones del Programa Salud Apícola Latinoamérica, la asistencia de más de 40 apicultores a las capacitaciones realizadas en Chile y de cerca de 120 en las del Cauca, Colombia, su puntual asistencia y participación hablan del interés y compromiso del gremio frente al reto de tener colmenas sanas.
Hoy, a más de dos años de estas capacitaciones, la opinión general es que se extrañan estos encuentros que se vieron interrumpidos por la pandemia del Covid-19, sin embargo, no todo ha sido negativo, ya que la masificación de la comunicación vía redes sociales abrió también la posibilidad de realizar encuentros virtuales donde se ha compartido conocimiento al que de otra forma los apicultores no habrían tenido acceso, como es el caso de las ocho sesiones del webinar Hacia una Apicultura Sustentable en América Latina, organizado en 2020 por Fraunhofer Chile y la Corporación Universitaria Comfacauca (UNICOMFACAUCA), donde compartieron experiencias y puntos de vista excelentes científicos y profesionales en las diferentes áreas relacionadas con la apicultura.
Tomando en cuenta el contexto actual y la incertidumbre que trajo consigo la pandemia, probablemente serán estos encuentros virtuales y otras formas alternativas de compartir el conocimiento lo que contribuya a corto plazo a dar un salto cualitativo y cuantitativo en la actividad. Ya los apicultores comienzan a identificar y a hablar de las brechas sanitarias que ponen en riesgo la salud de sus colmenas o las mantienen en desventaja para enfrentar la invernada; también, de disminuir el consumo de productos químicos para el control de Varroa o hacer la polinización más eficiente. Sin embargo, para lograr el desarrollo y profesionalización de la actividad, es necesario además establecer programas certificados para generar conocimientos dirigidos a los apicultores y profesionales vinculados con la toma de decisiones en este rubro.
Cambiar el enfoque de curar enfermedades por el de prevenir, conducirá al incremento de los rendimientos productivos con mejores indicadores de calidad e inocuidad, expresión de salud en las especies que producen alimentos para consumo humano.
Olate-Olave, V. R., Verde, M., Vallejos, L., Perez Raymonda, L., Cortese, M. C., & Doorn, M. (2021). Bee Health and Productivity in Apis mellifera, a Consequence of Multiple Factors. Veterinary Sciences, 8(5), 76. https://doi.org/10.3390/vetsci8050076