Nuestro proyecto busca construir una “Hoja de Ruta” que permita vincular las necesidades del sector apícola de la región con las capacidades de investigación científica y desarrollo tecnológico (I+D) de la Universidad de O’Higgins, de manera de poder trabajar en reducir las brechas del sector y definir líneas de investigación aplicada que sean útiles para los mismos productores apícolas. Fortalecer estos vínculos de cooperación y confianza entre apicultores y universidad es aportar al capital social de los trabajadores del rubro.
¿Pero qué es una Hoja de Ruta? Como su nombre lo dice, es un documento que expone qué esperamos lograr y cómo lo vamos a hacer. Es decir, nos indica los objetivos a corto, mediano y largo plazo, a los que vincula diversas actividades e hitos que debemos ir cumpliendo. Hojas de rutas existen por montones en distintos rubros y proyectos, pues son una guía que orientan a quienes trabajan por mejorar las cosas.
Ahora, muchas veces las Hojas de Rutas, al igual que las investigaciones, están definidas previamente por lo que no siempre responden a las expectativas de las personas con las que trabajan, o las formas y medios que establecen no hacen sentido y encuentran dificultades que no se previeron. Esto es algo común y sucede porque las soluciones (y los problemas por cierto) se definen sin la participación de la personas con las que pretenden trabajar. Esto se debe a muchas razones, entre ellas se apela al conocimiento experto y técnico o a la falta de tiempo y recursos.
Queremos evitar esto. Reconocemos que quienes mejor saben cuáles son sus necesidades y objetivos son las mismas personas del rubro apícola, quienes día a día trabajan y se relacionan entre sí. Y para eso, para poder recoger y plasmar todo este conocimiento en esta Hoja de Ruta, es que necesitamos de la participación de quienes hacen parte del rubro apícola en la región.
¿Cómo pretendemos lograr que la Hoja de Ruta cuente con su participación? Por medio de los distintos Talleres Multiactores que estamos realizando mes a mes. Estos talleres son instancias colectivas y participativas en las que dialogamos en torno a algunas temáticas en pos de identificar las necesidades, brechas y horizontes que tienen las y los productores apícolas de O’Higgins. Con estas actividades esperamos fortalecer el capital social tanto entre las y los productores apícolas, como entre estos y la Universidad de O’Higgins, y entidades públicas y privadas relacionadas.
Que los talleres sean colectivos en los que se dialoga quiere decir que ponemos el foco en el grupo y no en los individuos, pues ponemos en valor que las personas, dentro de sus justas diferencias, puedan encontrar puntos en común y construir en conjunto su visión sobre su propio rubro.
Que los talleres sean participativos quiere decir que apuntamos a que quienes asisten formen parte, sean parte de estos y del proceso. Los talleres, enmarcados en este proyecto de investigación, apuntan al aprendizaje colectivo de la realidad, basado en un análisis crítico con la participación activa de los grupos y actores implicados.
Estas dos características de los talleres (colectivo y participativo) descansan sobre algunos pilares práctica metodológica:
- El principio de reflexión-acción, que apunta a que todo conocimiento e información surge a partir de la práctica y la realidad de los actores o el territorio, y será llevada a la práctica para la transformación de la realidad.
- El saber popular y la construcción colectiva del conocimiento, desde lo práctico y las experiencias cotidianas.
- La práctica como respeto y construcción de diálogo, desde el reconocimiento y respeto al saber popular y respetando la identidad cultural, las diferencias.
- La contextualización, es decir, el reconocimiento del mundo y de las múltiples expresiones de la humanidad dentro de este con la finalidad de establecer relaciones horizontales.
Entonces, ¿cómo se relaciona la participación de estos talleres con el capital social? Recordemos que el capital social son los vínculos sociales que permiten que un grupo de personas trabajen juntas de manera efectiva para lograr un propósito u objetivo común. Se le denomina capital porque estas vinculaciones o lazos se pueden entender como recursos que, al acumularse y hacerse estables y recurrentes en el tiempo, generan capacidades y beneficios.
Con eso en mente, en los talleres tomamos algunas características de las metodologías participativas que aportan al fortalecimiento del capital social:
- Son interactivos y promueve el diálogo y la discusión constructiva de quienes participan, en un ambiente de respeto y tolerancia.
- Fomentan la conciencia grupal como efecto de la interacción y del diálogo, lo que fortalece la cohesión grupal promoviendo en los miembros del grupo el sentimiento de pertenencia.
- Se enfocan hacia la acción (a futuro) relacionando la teoría con la práctica. Esto porque posibilita la reflexión individual y colectiva de la realidad cotidiana para volver a ella con una práctica enriquecida por la teoría y la reflexión
De esta forma, como resultado de los talleres multiactores acordaremos una “Hoja de Ruta” que integre los desafíos sociales y productivos en un horizonte de corto, mediano y largo plazo, sobre los cuales trabajar a futuro y afiatar las relaciones de cooperación, confianza y trabajo en red.
¿Te animas a participar y definir los próximos desafíos de la apicultura en la Región de O’Higgins?